miércoles, 6 de abril de 2011

El negocio de los becarios




Hace poco tuve la oportunidad de entrevistar a la periodista Victoria Prego. Cuando le pregunte si animaría a los jóvenes a embarcarse hoy en una carrera del ámbito de las Ciencias de la Información, su respuesta fue rotunda:

No, y te voy a explicar por qué: A los jóvenes periodistas los maltratan, les pagan mal, no les piden que tengan juicio propio ni les premian cuando defienden sus posiciones. Al contrario, les exigen que sean sumisos y que no tengan ningún tipo de criterio… ¡eso no es un periodista, eso es un vasallo!

Esta viene siendo la tónica: la figura del becario se cuela en los medios de comunicación como una cómoda, económica y cualificada herramienta de trabajo que se hace más indispensable cada día. Un buen ejemplo de ello podría ser la ya desaparecida cadena ‘Telecorazón’ (Mediapro), en cuyo equipo de 50 trabajadores tan solo 10 estaban en plantilla.

Lo que pasa es que así ha sido siempre. A algunos compañeros de la generación de Victoria les he oído decir que cuando empezaron en TVE (la única existente) cobraban 8.000 pesetas (50€) y que, además, estuvieron varios meses sin pagarles. La figura del becario es universal, a los alumnos les interesa hacer prácticas y acceder al mundo laboral y lo que hay que hacer es reforzar los controles para evitar abusos.

En España, la formación de los becarios y los estudiantes en prácticas es olvidada a menudo tanto por el sector público como por el sector privado. Al primero, le corresponde definir el marco regulador y hacer que se cumpla; y a los segundos, dejar de ampararse en la crisis para contratar mano de obra ´low cost´ y sanear sus cuentas. Todos saldrían ganando porque tampoco es un secreto que cuando las empresas necesitan ampliar plantilla echan mano de sus mejores becarios.


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