miércoles, 16 de marzo de 2011

Periodismo del siglo XXI


La regulación de la profesión periodística es un objetivo que viene de lejos y que no tiene una respuesta única. Se mezclan intereses gremiales con una necesidad objetiva de regular de algún modo un derecho reconocido por la propia Constitución, la “Libertad de expresión”.

Primera cuestión: ¿Cualquiera puede ser periodista? Internet nos demuestra un día sí y otro también que así es. Pero, incluso para copiar los cables que alguien ha hecho llegar a Wikileaks, se necesita criterio, algún tipo de habilidad que alguien debe sancionar. No se puede poner en peligro la seguridad de nadie en aras del derecho a expresarse. De la misma manera, en la selva que se ha convertido Internet no todo vale. Se salvarán los que demuestren rigor, objetividad y solvencia avalada por los lectores que además son internautas.

Otra cosa es cómo se establece el acceso a la profesión periodística. ¿Basta con el título que otorga una Universidad? Parece claro que no aunque así se esté haciendo. Esta es una profesión vocacional y no porque María Patiño asegure que lo es… es más periodista que Francisco Umbral que nunca estudió en una Escuela de Periodismo.
Nadie puede saber de todo. Se dice a menudo que el especialista en cuestiones generales es un experto en nada… Sí parece lógico, por tanto, que se pudiera acceder a la carrera a través de un segundo ciclo específico después de haber hecho una especialidad en economía, derecho o historia (de hecho así se están incorporando a la profesión muchos profesionales de otras ramas que llegan a las escuelas de Periodismo creadas por algunos medios).

Y segunda cuestión. También las empresas periodísticas precisan de una normativa que evite los abusos por lo que algún tipo de “Estatuto profesional” sería necesario para la defensa laboral y profesional de quienes manejan algo tan delicado como la información. Defensa ante los patronos y ante el poder.


Foto: misapisportuscookies.com

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